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¿Qué hay en Torreparedones? ¿Y en el Museo Arqueológico de Baena?


TORREPAREDONES

El yacimiento y santuario de Torreparedones es un conjunto arqueológico andaluz ubicado entre los términos municipales de Baena y Castro del Río, en la provincia de Córdoba. 


Alberga importantes restos de la cultura de tartesios y de romanos, destacando una puerta monumental.

Los hallazgos realizados hasta el momento han sacado a la luz una puerta monumental (en muy buen estado), un santuario (en el que se han encontrado exvotos de considerable tamaño) y un castillo.



Hasta el momento las excavaciones realizadas han dado como resultado el descubrimiento de una ciudad romana, en la que han aparecido además de la puerta monumental, el foro de aproximadamente unos 700 m2, unas termas y el macellum (mercado). 


La superficie total es de 10,5 hectáreas, representando lo excavado el 1,5 % del total siendo ya con este porcentaje espectacular, por lo que podríamos empezar a hablar, de la Pompeya de Andalucía.


Torreparedones es también conocido como Torre de las Vírgenes, encontrándose en la campiña cordobesa entre el término del municipio de Baena. 


Se encuentra a una elevación de 579,60 m.s.n.m. y estuvo habitada al menos durante 3500 años, desde la Edad del Cobre hasta la Baja Edad Media. 


Actualmente está abierto para visitas.


El parque arqueológico de Torreparedones, en Baena, continúa mostrando su importante pasado. 

Uno de los últimos hallazgos ha sido una pequeña inscripción, realizada en piedra de mina, en la zona donde al parecer estuvo la antigua ermita de las santas Alodia y Nunilo. 


El arqueólogo municipal, José Antonio Morena, explica que esta epigrafía constituiría una prueba más que avalaría la hipótesis de que en Torreparedones estuvo la colonia Ituci Virtus Iulia de Plinio. 


Por su estado fragmentario no se puede precisar si se trata del revestimiento de un pedestal honorífico de estatua o de un epitafio encastrado en un monumento funerario.


El profesor Ángel Ventura, de la Universidad de Córdoba, comenta que «lo verdaderamente interesante de la inscripción se encuentra al final de la línea dos, que aparece tras el nombre del protagonista y formando parte de su cursus honorum , donde hay una letra G seguida de una interpunción y del número XXXIII suprabarrado, es decir, con una línea incisa horizontal arriba». 


Este signo epigráfico se empleaba para indicar un numeral ordinario: en este caso, trigésimo tercero/a. 


«La abreviatura se resuelve con seguridad como una referencia a la legión 33 del ejército romano». 

Añade que las inscripciones que mencionan a militares son muy escasas en la Bética, documentándose dichos veteranos en calidad de colonos de las colonias fundadas por Julio César y Augusto durante la segunda mitad del siglo I a. C. 


«De tal modo que el personaje al que alude el epígrafe, cuyo nombre no se ha conservado, sería un veterano perteneciente a la trigésimo tercera legión, quien, tras licenciarse, se habría establecido en la colonia Virtus Iulia, junto con otros soldados, donde debió recibir tierras como premio a su trayectoria militar». 


Esas tierras eran confiscadas por el Estado romano o expropiadas forzosamente a cambio de una compensación económica a los habitantes autóctonos.




















































































MUSEO ARQUEOLÓGICO DE BAENA














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