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Meditaciones sobre un caballo de juguete (E. H. Gombrich)


Gombrich en este texto compara un caballo de juguete con la representación de imágenes. Como una persona individual puede representar una imagen según su perspectiva y concepción, y que el resto, que observa su obra, reconozca en esa imagen, lo representado.
Con esta comparación, el autor, explica cómo el artista crea su obra fijándose en lo que él ve, y luego el espectador reconoce lo representado. El problema principal de esto es que no sabe si el espectador reconoce lo que ve por la forma que tiene o por la función que cumple.


El aspecto formal tiene unos requisitos mínimos para cumplir la función o algunas demandas orgánicas. Esto quiere decir que hay una necesidad y que esta se satisface por medio de una función que tiene la representación.
Hay formas que tienen preferencia ante otras observaciones interpretativas, porque hacen que se reconozca antes al objeto, ya que despiertan una respuesta automática y después una respuesta intelectual.
Cuanto mayor es la importancia (biológica) del objeto, menor es la fidelidad o el número de formas que se necesitan para reconocerlo (imagen conceptual).


El arte es producir imágenes y esta producción está basada en los sustitutivos. Por esto la representación de algo es la creación de sustitutivos, de ese algo, con un material dado.
Hay un cambio de función en el arte y esto implica que la imagen se vea como representación y que sugiera algo más de lo que representa (evoque algo no explícito en la imagen).

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