Mis libros

William Wallace, el héroe escocés II

 

Corazón Valiente

Luego de la asombrosa victoria del puente Stirling, los nobles escoceses nombraron a William Wallace y Andrew Murray como los guardianes conjuntos de Escocia.

El título de guardián implicaba que debían cumplir muchas de las responsabilidades del rey ausente, John Balliol, quien estaba en prisión en Inglaterra.  

El 11 de octubre de 1297, los recién nombrados guardianes de Escocia enviaron una carta a Lübeck, Alemania.

En un esfuerzo por asegurar la independencia de Escocia antes de que Eduardo regresara de la guerra en Francia:

“Andrew Murray y William Wallace, comandantes del ejército del reino de Escocia, solicitan que Ud. les haga saber a los mercaderes de su nación que no tendrán acceso seguro en ninguno de los puertos de Escocia con su mercancía, ya que el reino de Escocia, gracias a Dios, ha sido recuperado por la guerra del poder de los ingleses”.

Una semana después de la carta, Wallace guió a las tropas escocesas a invadir salvajemente el norte de Inglaterra, tanto como para obtener suministros como por venganza.

Muere Andrew Murray

El 12 de noviembre de 1297, Andrew Murray murió, tal vez debido a las heridas sufridas en la batalla del puente Stirling.

William Wallace se convirtió en el único guardián de Escocia, lo cual era un logro extraordinario para un hombre que no provenía de noble cuna.  

Tras su regreso de Inglaterra, los nobles escoceses lo nombraron caballero y le dieron el título de Sir William Wallace.

Wallace jamás llegó a ser pretendiente del trono de Escocia y siempre luchó en nombre del rey John pero su valor y confianza en sí mismo aglutinaron a la nación.  

Cuando el rey Eduardo convocó a los nobles escoceses al parlamento de York siguieron la guía de Wallace y se rehusaron a obedecer.

El héroe guardián de Escocia

Sin embargo, el héroe guardián de Escocia sabía que la llegada de la primavera traería consigo al ejército inglés.  

En marzo de 1298, Eduardo regresó a Inglaterra para comandar a su ejército contra los escoceses. El rey estaba obsesionado no con sólo derrotar a una nación sino también a un hombre…  

A finales de junio, Eduardo se desplazó al norte con 25.000 hombres a pie y casi 2.000 hombres a caballo. Hasta ahora se desconoce el tamaño exacto del ejército de Wallace pero se estima que eran unos 10.000 hombres a pie.  

Fue capaz de reunir a algunos hombres a caballo al mando de nobles liderados por John Comyn pero era sólo una décima parte de los hombres de la caballería inglesa.

Wallace decidió aplicar una estrategia incendiaria para llevar a los ingleses al norte mientras destruía todo suministro que estos pudieran utilizar.  

Su plan era evitar la batalla hasta la llegada del alba. El ejército inglés afrontaba problemas de comunicación y le resultaba difícil obtener pertrechos, existía entonces el clima para una rebelión.  

Batalla de Falkirk

Según estas evidencias el ejército inglés estaba en desventaja, era posible incluso que evitaran la batalla.

Al amanecer del 21 de junio, Eduardo tuvo la oportunidad que había estado esperando cuando unos espías le informaron que los escoceses se encontraban a sólo 30 kilómetros, en Falkirk.  

De inmediato el rey ordenó la marcha de sus exhaustos y hambrientos hombres.

El monarca inglés y el defensor de Escocia iban a enfrentarse cara a cara en una cruel y sangrienta batalla.  

El héroe escocés se convierte en mito

El 12 de julio de 1298, cerca de Falkirk, los 25.000 hombres del ejército de Eduardo se enfrentaron a las tropas escocesas de William Wallace.  

Éstas, en inferioridad numérica, utilizaron una singular estrategia. Wallace organizó a sus tropas en cuatro bloques o formaciones para repeler a la caballería inglesa.  

Cada una de ellas estaba formada por unos 2.000 hombres armados con grandes lanzas y dispuestos en círculo. Esperando en los flancos se encontraba la exigua caballería escocesa al mando del noble John Comyn.   

El clímax de la batalla se produjo cuando Wallace le ordenó a la caballería de Comyn que atacara a la inmensa cifra de arqueros ingleses, lo cual era quizás algo suicida. Pero la caballería al mando de Comyn no obedeció las órdenes sino que prosiguió a retirarse del campo de batalla.  

Armamento en la batalla de Falkirk

En algunos relatos del conflicto se describe a las fuerzas de Comyn como traidoras. Aún no se sabe si Comyn y los otros nobles traicionaron a Wallace, ellos sólo retrocedieron probablemente al ver a la caballería inglesa.  

La habilidad de Eduardo para usar a sus arqueros resultó un factor clave, los escoceses debieron permanecer donde estaban y recibir la lluvia de flechas. Esto, desde luego, debilitó a su ejército.  

Acto seguido, la caballería inglesa atacó a un ejército diezmado y por supuesto ganó la batalla. Miles de escoceses murieron en el campo de batalla de Falkirk pero Wallace tuvo la oportunidad de escapar.  

William decidió huir, pero no por cobardía sino como el acto de un hombre que admitía la derrota y deseaba continuar la lucha. Aunque Eduardo triunfó en la batalla aún no había ganado la guerra.  

Los ingleses ya no podían sostenerse por sí mismos ni conquistar a todo un país. Frustrado, el rey regresó a Inglaterra. Los ingleses conservaron el control de ciertas regiones del sur de Escocia.  

Poco después, los nobles de Escocia obligaron a Wallace a renunciar al título de guardián.

2 nuevos guardianes en Escocia

Los escoceses nombraron a dos nuevos guardianes: John Comyn y Robert Bruce, quienes se peleaban constantemente debido a sus conflictos de intereses políticos.  

Tal vez, molesto por el regreso de la política tradicional a Escocia, Wallace se marchó a Europa en 1299 para defender la causa escocesa en París y posiblemente en el Vaticano.

Luego de finales del año 1300 se desconoce su paradero exacto en los tres años siguientes.  

En mayo de 1303, Felipe, el rey de Francia, accedió con renuencia a un tratado de paz con el rey inglés del cual se excluyó a los escoceses.

Eduardo, que ya tenía 64 años, volvió a guiar a sus tropas hacia la aislada Escocia donde no encontró resistencia.  

John Comyn, el nuevo guardián exclusivo de Escocia, se rindió en febrero de 1304 y el último reducto escocés, el castillo Stirling, cayó en julio. Los derrotados escoceses cedieron al dominio inglés y pudieron conservar sus tierras.  

Pero había un hombre que continuaba luchando, William Wallace. Luego de 4 años, Wallace decidió regresar a Escocia y, cuando éste se negó a rendirse ante los ingleses, Eduardo lo consideró nuevamente su peor enemigo.  

El héroe escocés guiaba a un pequeño grupo de seguidores. Perseguidos se ocultaban en los bosques y en las casas de campesinos.  

William Wallace traicionado

Finalmente, William Wallace fue traicionado por uno de sus hombres y capturado el 3 de agosto de 1305 cerca de Glasgow, luego fue trasladado a Londres para ser juzgado. Fue hallado culpable de traición, sacrilegio, homicidio y un sinnúmero de otros delitos.  

Su única defensa esta registrada en escritos ingleses:

"Wallace afirma con vehemencia que no es culpable de traición porque nunca aceptó a Eduardo como su rey”.

La declaración de Wallace se convertiría luego en parte de su leyenda pero no significó nada en el juicio. Su condena era ser arrastrado, colgado y descuartizado.  

Unos caballos lo arrastrarían hasta el lugar en que sería ejecutado, ese era el castigo para un traidor.

En su caso, Wallace fue arrastrado durante 8 kilómetros por caminos y senderos, lo que provocaría un serio impacto físico.  

Luego lo llevaron al matadero en donde fue estrangulado y estirado.

Después, le abrieron el estómago, le sacaron los intestinos y le abrieron el pecho para mostrar su corazón; todo esto se lo hicieron cuando aún estaba vivo y sólo murió cuando le arrancaron el corazón.  

Ante la propia Iglesia de San Bartolomé, Wallace fue decapitado y descuartizado. Su cabeza fue colocada en una estaca en el puente de Londres.

Otras partes de su cuerpo fueron llevadas a las principales ciudades de Escocia como una advertencia de lo que sucedería a todos aquellos que osaran traicionar al rey.   

Ejecución de William Wallace

Después de la brutal ejecución de William Wallace parecía que la cruzada escocesa por la libertad había muerto con él. No obstante, en Escocia se produjeron sorprendentes procesos y Robert Bruce se convirtió en rey.  

El 25 de marzo de 1306, Eduardo volvió con sus tropas al norte para combatir al nuevo traidor. Pero el 7 de julio de 1307, a sus 68 años, murió en la frontera con Escocia.  

Su ejército y su reino habían quedado en las incompetentes manos de su hijo Eduardo II quien regresó con sus fuerzas a Inglaterra. Tras saber de los triunfos y los errores de Wallace, Bruce recuperó gran parte de Escocia en los años siguientes.  

Eduardo II finalmente llevó su ejército al norte para combatir en Bannockburn, Escocia, el 23 de junio de 1314. Tras una feroz batalla de dos días los escoceses lograron derrotar a los ingleses.  

Inspirado por Wallace, Bruce obtuvo la independencia de Escocia por los 400 años siguientes. Pero, en mayo de 1707, el acta de unión aglutinó a Inglaterra y Escocia en la nación de Gran Bretaña.

Era el fin del sueño de William Wallace de una Escocia independiente…   

El espíritu de Wallace ha regresado

Cuando los ingleses asumieron el control de Escocia, en 1707, renació la leyenda William Wallace. Existen tributos a Wallace en todo el país tales como el monumento nacional a Wallace en Stirling, erigido en 1861.   

Pero, después de la Segunda Guerra Mundial, el nombre de Wallace no volvió a ser mencionado en los textos escolares y el monumento nacional cayó en el descrédito.

El héroe de un pueblo estaba a punto de quedar en el olvido.  

Pero un día, en 1993, el escritor Randall Wallace visitó el castillo de Edimburgo mientras estaba de vacaciones con su familia:

“En la entrada había dos estatuas, una de Bruce y otra de Wallace. Al preguntarle a un guardia quién era Wallace, me respondió que era su mayor héroe y yo de inmediato quedé cautivado. Pese a mi amor por la historia no sabía nada de este héroe. Su historia me pareció muy romántica. William Wallace es como un ancestro para mí, siento su sangre en mis venas y nadie me lo puede negar”.

Randall Wallace

Randall Wallace se sintió inspirado para escribir un libreto llamado “Corazón Valiente”.  

Corazón Valiente y Hollywood

Para su trabajo de investigación, en la biblioteca, R. Wallace pidió un prestado un antiguo ejemplar de William Wallace, de Blind Harry.  

Posteriormente, “Corazón Valiente”, el libreto de Randall Wallace, se convirtió en un gran éxito de Hollywood protagonizado por Mel Gibson.

La película cautivó a miles de espectadores con el drama del legendario Wallace.  

Sin embargo, los historiadores sostienen que tiene demasiadas imprecisiones.

Por ejemplo, la princesa francesa involucrada con Wallace, esto es imposible ya que ella tenía 6 años para la época.

En el aspecto militar, es absurdo hacer una película sobre la batalla del puente Stirling sin mostrar el puente.

Aunque algunos dicen que las inexactitudes históricas no importan ya que “Corazón Valiente” hizo que la gente de Escocia se reexaminara a sí misma y se interesara de nuevo por tratar de conocer sus raíces.  

La versión fílmica de la lucha de Wallace despertó los sentimientos nacionalistas de muchos escoceses de hoy en día y los inspiró a seguir su cruzada por la independencia política.  

Referéndum en Escocia

En varias ocasiones, en el siglo XX, se había debatido en el parlamento inglés si cierto poder doméstico debía ser devuelto al control del nuevo parlamento escocés, pero dichos esfuerzos jamás se habían cristalizado.  

El Partido Laborista, en su campaña por asumir el control del gobierno británico, prometió que, de ser electo, le daría a Escocia la oportunidad a Escocia de votar en un referéndum por su libertad.  

En mayo de 1997 el Partido Laborista ganó las elecciones nacionales. El pueblo de Escocia ganó el referéndum con un 75 % a favor del Si.

Poco después, el parlamento británico aprobó el acta de devolución y el 1 de julio de 1999 el nuevo parlamento escocés fue congregado.  

La libertad requiere sacrificios, creo que ese es el mensaje de William Wallace y de toda su leyenda. 


Comentarios