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Tema 2: La Península Ibérica Prerromana

Durante el último milenio a.C., la metalurgia del hierro llega a la Península Ibérica a través de los pueblos celtas e indoeuropeos, que entraron por los Pirineos, y de los fenicios y griegos, pueblos colonizadores procedentes del Mediterráneo oriental. 

A mediados de este milenio se tienen, debido a autores griegos, noticias escritas sobre la Península y con ellas se producía la entrada de la Península Ibérica en la Historia. 


En general, a lo largo de este último milenio, se mezclan los rasgos propios de las culturas nativas con la influencia cultural venida del exterior. 


Todo parece indicar una evolución lenta en la que, sin embargo, las aportaciones exteriores fueron provocando un nivel de civilización superior de los pueblos del sur y de la costa oriental frente al de los pueblos del interior y del norte del país. 



Las grandes culturas prerromanas


El reino de Tartessos

En cuanto a Tartessos, es considerado como la primera organización de un Estado en la Península Ibérica. 

Tiene una cultura mítica de la cual hay referencias escritas en la Biblia (Tarshish). 

Dos reyes míticos Gárgoris y Habidis, fueron quienes les enseñaron la agricultura, la apicultura y establecieron las leyes. 

Se trató de un pueblo con base agropecuaria, con un gran desarrollo en la minería y el comercio, sobre todo con los griegos focenses.

Su localización exacta se desconoce, aunque parece que su núcleo principal estuvo en la zona de Huelva y en el valle bajo y medio del Guadalquivir, donde dominó los enclaves mineros de Riotinto y Sierra Morena. 

Extendió su influencia hasta el cabo de la Nao y estableció relaciones comerciales tanto con fenicios como con griegos.

Alcanzó su mayor esplendor entre los siglos VII y VI a.C., gracias a la influencia de los fenicios y griegos. 

Su prosperidad se debió a su estratégica situación, en la abundancia de metales (cobre, estaño, plata y oro) y a su riqueza agropecuaria.

Argantonio (?, h. 670 a.C. - ?, h. 550 a.C.) fue el último rey tartésico, único del que se tienen referencias históricas. 

Debido a su longevidad, hay historiadores que piensan que podría tratarse no de un rey sino de una dinastía. 

A finales del siglo VI a.C. fue destruida por los cartagineses dentro de su política expansiva por dominar la ruta de los metales. 

Los yacimientos arqueológicos más importantes son en El Carambolo, Aliseda, Asta Regia, Cancho Roano, Tejada la Vieja y El Turuñuelo.


Los íberos

Eran un conjunto de pueblos localizados en la franja mediterránea y en el sur peninsular, es decir, desde el norte de Cataluña hasta la desembocadura del Guadalquivir y en el valle del Ebro hasta Zaragoza: ilergetes, layetanos, edetanos, carpetanos, turdetanos, bastetanos… 

Su cultura, que surgió con fuerza hacia el siglo VII a.C., es el resultado de la evolución de los pueblos indígenas neolíticos de la zona bajo la influencia de los fenicios y griegos y de las tradiciones del mundo tartésico. 

Vivían en ciudades fortificadas y amuralladas, en lugares elevados, con calles rectas y paralelas entre sí, con las casas adosadas de base cuadrangular. 

Hablaban variantes de una lengua pre-indoeuropea y conocieron la escritura.

Su sociedad estaba jerarquizada y dirigida por una aristocracia guerrera. 

En lo económico vivían de la tríada mediterránea (cereales, vid y olivo) y la ganadería donde destacaron en la cría de caballos. 

Dominaban también la cerámica y la metalurgia. 

También conocían el uso de la moneda por los intercambios con griegos y fenicios. 

La religión estaba muy presente en el mundo ibérico. 

En los santuarios se acumulaban exvotos, ofrendas que representaban en general a guerreros con su casco, escudo y espada, a pie o a caballo. 

Practicaban la incineración de sus muertos, guardando las cenizas en urnas de cerámica que eran enterradas con piezas de ajuar, como armas y adornos. 

A nivel social había diferencias entre las ciudades de la costa y las de interior:

  • Las costeras tenían una clase dirigente que poseía el poder económico y por lo tanto también el político, similar a la cultura griega con ciudades-estado divididas por riqueza y con la asamblea como gobierno y magistrados.

  • Las ciudades del interior conservaban un gobierno similar al monárquico.

Convivieron con los romanos hasta el 212 d.C. cuando les otorgan la ciudadanía.


Los pueblos de origen o influencia celta


Los pueblos celtas

Procedentes de Europa Central, los celtas, atravesando los Pirineos, entraron en la Península en diversas oleadas entre el 1.000 y el 500 a.C. 

Se establecieron en el centro y el oeste de la Península (valles de Duero, Jalón y Ebro), mezclándose con las poblaciones autóctonas. 

Su estructura social era diferente a la de los iberos, se basaba en la tribu y los clanes. Vivían en asentamientos permanentemente fortificados denominados castros.

El dominio del hierro les dio superioridad militar sobre otros pueblos. 

Conocían el arado, aportaron su lengua, una agricultura de secano y una ganadería bastante desarrollada. 

Dentro de los celtas había una gran variedad de pueblos como los vacceos, lusitanos y carpetanos.


Los pueblos celtíberos

Eran de ascendencia celta pero acabaron mezclados con las poblaciones locales por las influencias de los iberos, debido a la mezcla de rasgos de celtas e iberos se les denomina genéricamente celtíberos. 

Eso se nota en su religión que por un lado adora a las fuerzas de la naturaleza (influencia celta) y por otra a divinidades de influencia íbera. 

Se extienden por el valle del Duero y gran parte de la Meseta. 

La ciudad más famosa es Numancia, pero también Clunia o Uxama.


Pueblos de la franja cantábrica

Son los galaicos, los astures, los cántabros y los vascones. 

Todos tenían unas culturas distintas que las del resto de la Península. 

La propiedad de la tierra, el trabajo y la producción era comunal. 

La división del trabajo era mínima y no parece que existiera la esclavitud ni la moneda. 

Se organizaban en clanes o tribus donde las asambleas populares dieron paso a consejos de ancianos o notables y en caso de guerra se elegía un jefe. 

Formaría parte de ellos la cultura de los castros, como los de Coaña o Santa Tecla.


Las colonizaciones

En la primera mitad del primer milenio llegan a la Península los fenicios, los griegos y los cartagineses. 

Estos pueblos colonizadores buscaban aprovecharse de la riqueza en metales de la Península, para ello fundaron establecimientos comerciales, llamados factorías, como centros de intercambio de metales y otros productos.

 

Los fenicios

Los fenicios procedían de Fenicia (Líbano), sobre todo de la ciudad de Tiro. 

Llegaron por la ruta del Norte de África sobre el año 1000 a.C., donde tienen diversas colonias.

Las colonias o factorías fundadas en las costas de la Península se situaban en el litoral mediterráneo andaluz, como Sexi, Malaca, Abdera y la más importante de todas, Gadir (Cádiz), que era cercana a Tartessos, y compraban el cobre de Riotinto y el estaño de Galicia y Britania. 

En el levante se asentaron en Hemeroscopion, Ibiza… 

A cambio de metales ofrecían objetos de vidrio, tejidos y cerámicas. 

Nunca pretendieron un dominio del territorio. 

Entre sus aportaciones están la introducción del laboreo de la sal para la conservación del pescado en salazón, el cultivo de la vid, la industria de la púrpura (murex), el uso del hierro, el torno de alfarero y la escritura, al usar el alfabeto fonético. 

A partir del siglo VII a.C. tras la ocupación de la metrópoli por el Imperio Asirio empezaron a depender más de Cartago, que sustituirá a Tiro como heredera de su imperio.


Los griegos

Los griegos procedían de diversas polis; aunque destacan los de Focea. 

Llegaron a la Península en el siglo VIII a.C. por la ruta del Norte.

Establecieron colonias parecidas a las fenicias en el litoral catalán y levantino. La más importante fue Emporion, pero hay otras como Rhode, Hemeroskopeion y Akra Leuke.

A los griegos se debe la introducción de la moneda, el cultivo del olivo, el uso del arado, la fabricación de tejidos, animales domésticos como el asno y las gallinas y manifestaciones artísticas en arquitectura, escultura y cerámica. 

Crean colonias comerciales, al igual que los fenicios. Van a intentar suplantar a estos en sus relaciones comerciales con Tartessos

Con la batalla de Alalia (535 a.C.) quedan delimitados al Sur por el Ebro.


Los cartagineses o púnicos

Los cartagineses heredaron y continuaron la obra de los fenicios. 

Procedían de Cartago (Túnez), colonia fundada por los fenicios de Tiro en el siglo IX a.C. 

Al contrario que sus precursores fenicios sí llevaron a cabo expediciones militares y conquista del territorio, sobre todo después de los primeros enfrentamientos con Roma. 

En el siglo VII se establecieron en Ibiza y desde aquí controlan que los griegos no vayan más al Sur de la desembocadura del Ebro, además es un importante centro de reclutamiento de mercenarios.

Destacó la familia Amílcar Barca. Su capital sería la ciudad de Carthago Nova, actual Cartagena.

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