Valoración de Estética de la Recepción


Se ha intentado encontrar una metodología para la interpretación de las obras de artes desde el punto de vista histórico-artístico, para obtener así el mayor rigor posible. Para ello es necesario un enfoque interdisciplinar, abarcando así el mayor número de aspectos posibles a la hora de interpretar y analizar una obra.
La propuesta del autor se basa para esa metodología en la teoría de la recepción o estética de la recepción, desarrollada por Jauss e Iser. A partir de Jauss y su teoría hermenéutica que partía del receptor/perceptor como punto de referencia histórica para el estudio de una obra, teniendo en cuenta el proceso dinámico de producción y recepción (autor, obra, público). Se centra en el triángulo semiótico.

Triángulo semiótico

Aunque Jauss lo creó como modelo para el análisis literario, pero se puede aplicar al arte, debido a su gran versatilidad e interdisciplinariedad. En esto hay que incluir los lugares de indeterminación de Ingarden, que hace referencia a aquello de la obra que no está claro y que, por tanto, permite diferentes interpretaciones según el receptor y su percepción.
Uno de los puntos a favor de esta teoría es que la recepción de la obra puede ser positiva o negativa, y esto es una característica que otros estudiosos no conciben así. Esto se debe a que el lector interpreta la obra según su propia experiencia y conocimiento lo que hace que haya bastantes posibilidades de interpretación. 
De la mano de la experiencia estética se puede transgredir el horizonte de expectativas del receptor. 
Para Jauss hay dos tipos de obras:
  • Las que tienen valor artístico y modifican este horizonte.
  • Las que simplemente son entretenimiento.
En definitiva, toda esta teoría tiene una serie de conceptos procedentes de la recepción literaria, que deben quedar claros a la hora de entender y comprender la propia teoría. Estos son entendidos como precedentes de la teoría de Jauss. Esos conceptos son:
  • Triángulo semiótico o comunicativo
  • Obra abierta
  • Lugares de indeterminación
  • Artefacto – objeto estético + Conciencia colectiva
  • Investigación del contexto 

En relación a Gadamer y su hermenéutica histórica, hay que decir que para él esa interpretación está basada en un juego entre el receptor y la obra, y la obra y el receptor. Es un juego en ambos sentidos (siguiente comentario “El juego del arte” de Gadamer), pues las dos partes son sujeto y objeto al mismo tiempo. Este autor introduce una serie de conceptos sobre la interpretación histórica de una obra, los cuales son los siguientes: 
  • Tradiciones
  • Prejuicios
  • Malentendidos
  • Conciencia histórica à distancia temporal à historia efectual
  • Horizonte + horizonte histórico + fusión de horizontes

Por un lado, al interpretar y observar una obra del pasado, le damos el carácter y la tradición que hay en el presente de la observación, por lo que no podemos acercarnos a la realidad de la obra en su totalidad. Además de que no conocemos el presente del autor de la obra, pues con el tiempo está ha ido cambiando y tampoco la conocemos en su totalidad. Por otro lado, para poder abordar este problema necesitamos la hermenéutica, así nos acercamos más a conocerla en su totalidad.
El receptor es el punto de referencia histórica para el estudio de una obra, o del propio Patrimonio. Este va creando una serie de tradiciones interpretativas. Es el que hace que una obra sea obra de arte, lo adapta a lo que él conoce.
La recepción es importante, conocer cómo ha cambiado a lo largo del tiempo (deconstrucción). Teniendo siempre en cuenta que el autor es también receptor, pues acepta los gustos de la clientela y adapta su obra a ellos.
En relación al Horizonte de expectativas, mencionar que el receptor ve la obra desde sus propias expectativas, al igual que el autor tiene las suyas. A la hora de interpretar una obra hay que fusionar nuestro horizonte o el horizonte del receptor con el del propio autor. 
 En el caso del arte hay que conocer las expectativas mencionadas con anterioridad pero desde dos puntos de vista, como son el histórico y el estético. La confrontación de ambas hará que nos acerquemos de una forma más profunda a la obra.
W. Iser es una figura importante en la crítica literaria del Siglo XX y sobre todo de la revolución teórica. Con sus teorías críticas puso importancia en el lector para los procedimientos de la creación. Sus trabajos parten de la hermenéutica moderna con las que elabora sistemas de interpretación extratextual, es decir, de otros campos como la teología, antropología, sistemas biológicos y evolutivos,... 
Realizó clasificaciones de métodos alternativos y propone diálogo entre las diferentes maneras de interpretar. Todo esto compone una vía histórica multidisciplinar con propuestas abiertas de futuras posibilidades de lectura.
Existe una relación entre el horizonte implícito (del pasado) con el horizonte del receptor (presente), pues el contenido es el mismo, es decir, el medio que contiene el mensaje es similar en ambos casos, lo que cambia es la “cultura o mentalidad” de cada época. Esto hace que la misma obra se vea de diferente forma.
La obra no es un producto del autor, sino que es un diálogo entre la obra y el receptor, dando como resultado la comunicación. La obra es un artefacto material que cuando se percibe pasa a ser una estructura significativa, al interpretarse por encima de la funcionalidad.
Todo esto nos lleva a la consideración de una serie de receptores de las obras (teoría de Iser aplicada al arte):
  • Implícito: el que está en la mente del autor.
  • Real: el que lee el libro o ve la obra de arte.

Para Manfred Nauman el destinatario real es aquel que interviene en el futuro de la obra, de cualquier época, aunque muchas veces el destinatario implícito determina al autor.
Tras esto, el autor expone los posibles destinatarios de una obra de arte. Para ello empieza con las posibles expectativas de esos destinatarios.
Esos destinatarios serían:
  • Primarios: el destinatario ideal, sería la unión del implícito y real.
  • Secundarios: son aquellos no previstos por el autor. Se dividen a su vez en:
    • Sincrónicos: son de la propia época del autor.
    • Diacrónicos: son de una época diferente a la del autor.

Además aporta una metodología para el análisis de obras, pero con un carácter interdisciplinar y abierto, que desemboca en un proceso de interpretación.
Los pasos a seguir en esa metodología serían los siguientes:
  • Delimitación contextual: a través de los datos históricos conocer la autoría, datación, destino, funciones y destinatarios primarios.
  • Expectativas previas: conocer el género y la temática según los gustos estéticos de la época, además de la relación con la sociedad.
  • Identificación de los elementos significativos: ya sean elementos esquematizados, como los propios repertorios.
  • Integración de los vacíos: a través de las estrategias de lectura, que parte de la propia obra.
  • Interpretación contextual de la obra: conocer los diversos sentidos de la obra, según los diferentes destinatarios.
  • Historia de la recepción de esa obra: como se ha considerado esa obra con el paso del tiempo y saber si su significado original ha variado.

Las obras de arte son portadoras de significados y de momentos estimulantes (erótica del arte de Susan Sontag), lo que supone un juego, además de certificar su interpretación.
La fenomenología estudia los aspectos esquematizados, junto a los lugares indeterminados o espacio vacíos.
Para llenar esos lugares o espacios, el receptor usa su horizonte de expectativas, el cual fusiona con el horizonte propuesto en la obra, lo que crea una fusión de horizontes.

Eso es el proceso de interpretación o percepción.

Comentarios