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Pirámide de Sejemjet, el misterio de la tumba


Pirámide del faraón Sejemjet

El tiempo ha pasado factura de tal forma a la pirámide del faraón Sejemjet que hoy es casi imposible adivinar su antigua fisonomía.   

Dicen que nunca llegó a concluirse, aunque es probable que se desmantelara, sirviendo sus piedras para alzar otras construcciones.   

En la actualidad es una masa de rocas sueltas y arena, perdida en la soledad abrasadora de la necrópolis de Saqqara. Pocos se acercan a sus alrededores.

Los más osados llegan hasta un punto en el que, mientras se preguntan dónde se encuentra la pirámide, descubren que la están pisando.   

En los libros, esta pirámide aparece como la gran olvidada; como si se quisiera correr un tupido velo sobre lo que oculta en su interior.

Porque el extraordinario valor de lo allí descubierto no fue lo que contenía, si no, lo que nunca llegó a encontrarse. Poniendo de manifiesto uno de los mayores enigmas del Antiguo Egipto.   

Una tumba intacta que no contenía nada 

Hacia el año 2600 a.C. el faraón Sejemjet, de la III Dinastía, decidió construir la pirámide que contendría sus objetos de culto de vida y muerte.  

Con el paso del tiempo las piedras fueron desmembradas y lo que quedó del edificio se derrumbó.   

Sólo su interior permanecería intacto hasta que, en 1951, el arqueólogo Zakaria Goneim descubrió la entrada original.   

Excavada en la roca de la base de la pirámide, encontró una cavidad que conducía a un pasadizo. Aunque despejarlo de escombros costó varios años, por fin pudieron llegar hasta la puerta de acceso a las salas subterráneas.   

Los sellos, que encontraron intactos, señalaban que la tumba no había sido violada. Por lo que los investigadores pensaban que en su interior encontrarían todo aquello que, 4.600 años atrás, había sido depositado allí por sus constructores.   

Goneim cedió el honor de dar el último martillazo al entonces ministro de Cultura egipcio, penetrando en el sepulcro el 8 de Marzo de 1954.   

Apertura de un sarcófago egipcio

El centro de la sala estaba presidido por un fabuloso sarcófago de alabastro pulido. Alrededor del cual se hallaron restos de ajuar funerario y algunas joyas.

Lo más emotivo fue que sobre el féretro había un ramo de flores marchitas. Depositadas probablemente por algún miembro de la familia del faraón como último gesto de cariño en la despedida al ser querido.   

El entusiasmo se apoderó de los arqueólogos, ya que pensaban que habían descubierto los restos intactos de un faraón del Imperio Antiguo.   

El 26 de Julio del mismo año todo se encontraba preparado para abrir el sarcófago. Que estaba realizado de una sola pieza y poseía una puerta vertical corredera en un lado.   

En el recinto se dieron cita autoridades y estudiosos, así como numerosos periodistas. Los focos iluminaron la estancia y los fotógrafos se dispusieron a inmortalizar el evento.   

¿Qué había dentro del sarcófago?

Se introdujeron cinceles y cuñas por las ranuras, mientras que con cuerdas se procedió a izar la tapa.   

Los arqueólogos tenían preparados diversos compuestos químicos para administrar rápidamente a los restos que hubiera dentro. Con el fin de preservarlos de la degeneración producida por el ambiente.   

Zakaria Goneim fue el primero que introdujo su cabeza por la abertura para descubrir, finalmente, que el interior estaba lleno de… ¡aire!   

Ningún objeto, ningún rastro de materia, ni una sola muestra de polvo…   

Los exámenes que se realizaron posteriormente demostraron que allí nunca había habido elemento orgánico alguno.   

Función de las pirámides

La de Sejemjet no ha sido la única pirámide inviolada que se ha encontrado en Egipto.

Y, en el resto de las halladas en similares condiciones –hay más de 100 censadas–, tampoco se ha encontrado resto de faraón alguno.   

Un hecho que suele explicarse aludiendo a que, por temor a que se profanaran sus cadáveres, los soberanos gastaron gran parte de sus vidas y de sus bienes en construirse estos mausoleos para luego hacerse enterrar, en secreto, en otro humilde lugar. 

Otra explicación hace referencia a noveladas historias de saqueos y supersticiones que, sin embargo, adolecen de rigor histórico.   

Pese a todo, y basándose en tan débiles –y a veces inventados– argumentos, los egiptólogos e historiadores se han apresurado a difundir, como dogma de fe, que las pirámides son tumbas.   

Así podemos leerlo, al menos, en la mayor parte de las enciclopedias y libros de texto.   

¿Es importante la pirámide de Sejemjet?

El problema estriba en que pretendemos dar explicaciones a las iniciativas constructoras de nuestros antepasados en base a los restos pétreos que se han conservado. Ya que ni los relieves ni los papiros egipcios aclaran nada al respecto, mientras que los jeroglíficos guardan aún para nosotros muchos secretos.   

Por tanto, las interpretaciones están sujetas a error y, así, podría ser que las pirámides no fueran concebidas originariamente como tumbas.   

Es cierto que en estas construcciones se desarrollaron actos relacionados con la muerte y la resurrección, pero nunca física, sino espiritual o psíquica.

De hecho, todas ellas tienen un templo adosado de mayores o menores proporciones donde se celebraban los ritos que dieron la razón de ser a las pirámides. Ya que todas ellas fueron concebidas con el propósito de complementar las ceremonias.   

Los templos de los edificios más modestos son hoy irreconocibles y existen muy pocos complejos que se hayan conservado más o menos intactos con el paso de los años.   

¿Qué tiene de especial?

Sejemjet inició la construcción de una pirámide escalonada, pero sólo las gradas más bajas estaban terminadas en el momento de su muerte.   

Los subterráneos de la pirámide se componen de 132 almacenes; en la cámara sepulcral se encontró un sarcófago monolítico de alabastro vacío.   

Hoy el lugar está en gran parte bajo las arenas del desierto.  

Complejo funerario de Sejemjet

El complejo funerario de Sejemjet es un conjunto de monumentos funerarios que datan del antiguo Egipto. Se sitúa al sudoeste de los complejos funerarios de Unis y el de Zoser.   

Aunque su construcción nunca fue finalizada se pueden reconocer un recinto rectangular. Que originalmente se debió diseñar como el de Zoser pero que nunca fue finalizado. Así como los vestigios de una pirámide cuya arquitectura es característica de las pirámides escalonadas.  

El recinto, orientado en dirección norte-sur,​ forma un gran rectángulo de quinientos cincuenta metros de largo por casi doscientos de ancho.   

Reducido al estado de ruinas, el complejo parece haber sido rediseñado durante la edificación. Lo que vuelve difícil el entendimiento de en qué orden se realizaron las diferentes modificaciones.   

De hecho, las excavaciones revelaron dos muros, el primero enmarcando de cerca la pirámide. Y el segundo más oblongo, similar al muro del complejo de Zoser. Esto señala un cambio en el plano mismo del complejo.   

Jeroglíficos en la pirámide de Sejemjet

Varias inscripciones de jeroglíficos en tinta roja fueron hallados en bloques del recinto norte bordeando la pirámide. Estas inscripciones tenían grabadas el nombre de Imhotep.

Si bien es la única mención al famosos arquitecto, no es improbable que este último haya sido el responsable de concebir el complejo funerario.​   

La pirámide de Sejemjet es una de las raras pirámides en conservar vestigios de una rampa de construcción.​

Esta rampa está compuesta de pedregullo mezclado con tierra arcillosa.

Su altura sobrepasa por dos metros los vestigios actuales de la pirámide. Lo que implica que la sepultura debía encontrarse a mayor altura cuando la obra se detuvo.

Habitaciones funerarias de Sejemjet

El acceso a la galería principal que se adentra en la meseta rocosa se encuentra al fondo de una excavación situada a tan solo unos metros del muro norte.

Comunicaba las habitaciones funerarias de Sejemjet a través de una bajada de ochenta metros de largo y un desnivel de treinta metros.  

Al sur, todavía dentro del mismo recinto, se construyó un segundo dispositivo subterráneo al cual se le llama «Tumba Sur» por analogía con el Complejo funerario de Zoser que también posee uno.​  

Accesible desde el oeste, una corta galería atraviesa una primera recámara llevando hacia una habitación que nunca fue finalizada excavada bajo la meseta rocosa. Esta contenía un sarcófago en madera en el cual se encontraban los restos de un niño muerto a la edad de dos años.

Dos vasijas de piedra así como varias joyas, todos datados en la época de la tercera dinastía fueron descubiertos a sus costados.  


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