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Desmontando mitos: La peste NO fue por la falta de gatos


¿Ordenó el papa Gregorio IX una purga de gatos que causó la peste negra?

Es una curiosidad viral que circula en varias páginas y redes sociales, sin embargo, como bien demostraremos en este video, poco tiene que ver con la realidad histórica. 

En el imaginario colectivo, la Edad Media usualmente se ve como lo opuesto a la cultura y a la tecnología de la civilización. 

Y aunque ciertamente no fue una de las mejores épocas para vivir, especialmente comparada con otros periodos como el Clásico y el Renacimiento, tampoco fue tan simple y supersticiosa como muchos creen. 

Por poner un ejemplo, la ahora célebre Universidad de Oxford, en el Reino Unido, fue fundada en el año 1096 —si bien en aquel entonces menos gente tenía acceso al conocimiento—. 

La imprenta, el reloj mecánico, la pólvora, el astrolabio, el papel moneda, las bibliotecas públicas y hasta las cafeterías, se inventaron o tuvieron su surgimiento en la Edad Media. 

https://youtu.be/AXdFyns4o8Y

Todo esto quiere decir que la gente de aquellos tiempos usaba su cerebro y que hay un montón de información falsa circulando basada principalmente en prejuicios históricos. 

Una de estas concepciones equivocadas es que el temor de la Iglesia católica llevó a la gente, incluyendo al papa Gregorio IX (1227-1241), a exterminar a los gatos, algo que resultó en un aumento en la población de roedores infectados con la plaga y, subsecuentemente, en la peste negra que terminó con la vida de millones de personas en Europa. 

Gatos: de dioses a brujos 

Los gatos fueron traídos a Europa desde Egipto por los romanos y disfrutaron de una reputación decente por un largo tiempo. 

Probablemente fueron una bendición para las sociedades agrícolas. 

Las plagas atacaban la cosecha y los gatos eran la solución perfecta: literalmente no podían comer nada que no fuera carne, lo que significaba que tampoco representaban un riesgo para los cultivos. 

Al cazar ratas, el gato elimina un vector de enfermedades graves. 

Además, al cazar serpientes, hace más seguros los alrededores de los hogares próximos a donde establece su territorio. 

Estos hechos, entre otros, elevaron a los felinos al nivel de sagrados en la tierra de los faraones. Los gatos eran adorados como dioses en el Antiguo Egipto. 

Pero la relación felino-humana se deterioró cerca del año 1230, cuando el papa Gregorio IX emitió una bula llamada Vox in Rama. 

Esta declaraba, según dice la historia, que los gatos eran instrumentos de Satanás, lo que habría llevado a la Europa medieval a una purga de estos animales, con especial hincapié en los de color negro, asociados con los luciferinos. 

Por lo tanto, los gatos pasaron de ser objeto de adoración de los paganos a ser despreciados por los católicos por su asociación con el diablo.

La gente medieval era supersticiosa —aunque en igual medida la gente de ahora—, y los gatos son grandiosos pero también altaneros y engreídos. 

Desafían la idea del Dios bíblico de que los animales fueron puestos en el mundo para beneficio y servicio de la humanidad. 

Y es que las personas pueden enseñarles todo tipo de trucos a otros animales (perros, monos, elefantes, cuervos, delfines, etc.); pero no pueden obligar a un gato a hacer algo. Un verdadero símbolo de libertad e indomabilidad. 

Teniendo lo anterior en cuenta, solo bastan un par de pasos engañosos para establecer una conexión entre los rebeldes felinos diabólicos y la peste negra, inspirada por Gregorio IX y su bula papal. 

Cada individuo en Europa obedeció la voluntad del pontífice, matando gatos a diestra y siniestra. 

Luego, cuando las ratas llegaron portando la plaga, no había depredadores naturales para mantenerlos a raya. 

¿Odiaba el papa Gregorio IX a los gatos? 

Mientras que no podemos negar por completo que las cosas pasaran como reza el mito, lo cierto es que la historia tiene grandes agujeros. 

Para empezar, echemos un vistazo a lo que el papa Gregorio IX realmente dijo sobre los gatos en su bula: 

«Los siguientes ritos son llevados a cabo: cuando cualquier novato está a punto de recibirse ante ellos y entrar a la secta de los condenados por primera vez, la forma de cierto sapo aparece ante él.

Algunos besan a esta criatura en las ancas y otros en la boca, ellos reciben la lengua y la saliva de la bestia dentro de sus bocas. Algunas veces el sapo parece excesivamente grande, equivalente al tamaño de un ganso o pato, o hasta al de un horno. En detalle, cuando el novato sigue adelante se encuentra con un hombre de asombrosa palidez y ojos negros, demacrado y delgado a tal punto que sus huesos se notan a través de la carne. El novato lo besa y siente frío, como hielo, y después de este beso su memoria de la Fe católica desaparece de su corazón. 

Acto seguido, ellos se sientan a comer y, cuando se levantan, la estatua de un gato negro cobra vida y desciende caminando hacia atrás con su cola erecta. Primero el novato, luego el maestro, después cada uno que sea digno y perfecto, besan al gato en las nalgas. Luego cada uno regresa a su lugar, diciendo ciertas palabras, e inclinan sus cabezas hacia el gato. “¡Perdónanos!”, dice el maestro, y el que está a su lado repite esto, a la vez que un tercero responde: “Lo sabemos, maestro!”. Un cuarto dice: “Y debemos obedecer”.» 

Ciertamente un gato aparece en el tercer párrafo, pero de lo que en realidad está hablando Gregorio es de un ritual llevado a cabo por una secta satánica, tras serle reportado por un apasionado inquisidor llamado Conrad von Marburg. 

El trabajo de este hombre era librar a la zona de la actual Alemania de la herejía, por lo que tenía muchos motivos para atizar los miedos del papa sobre la actividad hereje y así mantener su trabajo. 

Eso, o tal vez era un verdadero creyente, o ambas cosas. 

Como fuera, su relato no puede ser verdad. 

Las estatuas de gatos negros no cobran vida, y estamos más que seguros que no caminarían en reversa para dejarse besar el trasero. 

Lo máximo que podemos decir sobre los gatos en base a esta bula papal, es que quizás era uno de los iconos venerados por el culto satánico. 

Y no sería la primera vez que el catolicismo haya decidido que un animal considerado otrora sagrado por los paganos necesitaba ser rotulado como satánico, como las cabras. 

No obstante, el decreto no dicta en ninguna parte el asesinato de gatos en Europa para detener a Satanás. 

El propósito de Vox in Rama, en su lugar, era condenar el culto que presuntamente había surgido en Renania, siendo que la bula fue enviada específicamente a la ciudad alemana de Maguncia. 

Por lo tanto, no se trataba de un documento que prohibía los gatos en Europa, sino de una carta enviada a una ciudad para advertirles sobre el culto. 

Gregorio IX vs Gatos Negros 

Al igual que otros mitos sobre la historia en la Edad Media, la idea de que los europeos aniquilaron a los gatos y luego pagaron las consecuencias, tiene sentido solo si no tienes tiempo para investigar sobre el asunto. 

Primero, consideremos las fechas: la bula papal de Gregorio IX fue escrita entre 1232 y 1234. 

La peste negra llegó en 1347. 

Y aunque muchos podrán justificarlo diciendo que Vox in Rama simplemente sentó las bases para la matanza de gatos que, generaciones en el futuro, resultaría en la peste negra, dicho argumento no se sostiene tampoco. 

Como mencionamos antes, la bula papal no le demandaba a la gente el aniquilar a los felinos y fue solo enviada a una ciudad, por lo que es difícil que de alguna manera llegara a influenciar a la mayoría de los europeos para cometer gaticidio y mantener esta práctica activa por más de un siglo. 

La plaga no fue un evento único en Europa

Sucedió varias veces, al menos una vez por generación hasta el siglo XVIII. 

La teoría de que la pandemia tuvo lugar en medio de una falta de gatos, no se sostiene: Europa no habría sido capaz de mantener su población de gatos mermada por casi 500 años. 

Los gatos se reproducen rápido, saben cómo sobrevivir por sí mismos y son difíciles de atrapar. 

Y tal vez el mayor hoyo en la teoría de los gatos viene de la propia historia de la peste. 

La enfermedad estaba devastando Asia antes de abrirse camino hasta Europa. 

Y cada vez que golpeó a Europa de nuevo, parecía provenir de Asia. 

Y la peste negra no solo viajó al continente europeo, también hizo sus estragos en Egipto, donde incluso pudo hacer más daño del que hizo. 

Los egipcios son bien conocidos por ser amantes de los gatos, y Asia es el lugar de donde vienen los gatos originalmente. 

Y ninguna de estas áreas era parte del Sacro Imperio Romano y, por ende, no estaban sujetas a la voluntad de ningún papa. 

Un poco de ciencia sobre la peste

La teoría aceptada sobre su origen explica que fue un brote causado por una variante de la bacteria Yersinia pestis y que inicialmente fue transmitida por pulgas, que la pasaron a sus anfitriones.

Los potenciales anfitriones incluían: roedores, humanos, perros y gatos. 

Por lo que siendo los gatos uno de los principales medios de propagación, difícil también que fueran capaces de detener la peste. 

El meme que culpa a la Iglesia y al papa por una matanza de gatos y la consecuente propagación de la peste que mató entre el 30 y el 60 % de la población europea, no tiene sustento en la verdad histórica. 

Aún así, sí podemos citar algunos ejemplos de gente medieval asesinando gatos por razones más que extrañas. 

Por ejemplo, 79 gatos medievales fueron misteriosamente aniquilados por los habitantes de Cambridge, Inglaterra, en el siglo XIII. 

Por otro lado, Ypres tenía un festival llamado Kattenstoet, donde la gente arrojaba gatos desde la torre del campanario como un acto que simbolizaba la muerte de los espíritus malignos. 

Aunque bien esta pudo ser sola una excusa para lidiar con una infestación de felinos y de paso beber un poco. 

Desde luego, los mencionados son solo hechos muy localizados y no sirven como prueba de ningún tipo para sugerir que fueron ramificaciones de la bula del papa Gregorio IX.

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