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Tema 8: Los Reyes Católicos (1474-1516)


El proceso de unidad territorial

A finales de la Edad Media la Península estaba dividida en cinco reinos: Castilla, Aragón, Navarra, Portugal y Granada. 

Los RR.CC. llevarán a cabo la unificación de todos ellos, con la excepción de Portugal. 

La unión dinástica entre Castilla y Aragón

Utilizarán la política matrimonial para conseguir sus objetivos. 

El primer paso se dio con el matrimonio entre Fernando e Isabel en 1469. 

La boda fue en secreto porque las relaciones entre los dos reinos eran tensas. 

De hecho, al conocerse la noticia el rey Enrique IV (el Impotente), hermano de Isabel y a la que él ha nombrado heredera el año anterior, revoca su testamento en favor de su hija Juana (la Beltraneja, llamada así por los nobles que la creían hija del favorito del rey don Beltrán de la Cueva). 

De esa manera a la muerte del rey se inicia una guerra dinástica entre los partidarios de doña Juana –apoyada por Alfonso V de Portugal- y los de Isabel apoyados por Aragón. 

El desenlace tuvo lugar en la batalla de Toro en 1476, que consolidó a Isabel como reina, de hecho había sido proclamada como tal en 1474. 

La victoria supuso la unión personal de los dos reinos más importantes de la Península, pero esta unión no fue una unión fuerte, sino débil, el nuevo estado que surge no tendría –aparte de la Corona- ninguna institución común, cada reino conservaba las propias, y en el caso de Aragón cada uno de los reinos que formaban la Corona (Cataluña, Aragón, Valencia, Baleares y Nápoles) conservarán un grado de autonomía muy elevado. 

De la misma forma tampoco hubo una integración económica, y los comerciantes castellanos seguían considerándose extranjeros en Aragón o los valencianos en Castilla.

En política exterior, sí se ponían de acuerdo para actuar conjuntamente. 

La conquista de Granada

Sabemos que desde 1236 el Reino de Granada se mantiene independiente gracias a los tributos que pagaba a Castilla. 

Salvo algún episodio bélico como la conquista del Estrecho, las fronteras casi no varían en más de doscientos cincuenta años. 

Cuando la monarquía recupera su poder político con los RR.CC. éstos se sentirán con fuerza para concluir la Reconquista. 

La primera fase es una especie de guerra de guerrillas, pero a partir de 1487 se decide ya una estrategia de tomar ciudades: Málaga, Almería, Vera... 

En 1488 cae Baza, en los dos casos se ataca desde dos frentes distintos. 

Al instalar un campamento permanente en Santa Fe, en las proximidades de Granada, Fernando e Isabel ponían de manifiesto su intención de completar la empresa. 

Granada fue asediada entre 1489 y 1492. 

La resistencia musulmana fue muy dura al ser un país montañoso, con recursos y muy poblado. 

En los últimos momentos estalla una guerra civil en Granada entre el sultán Muley Hacen y su hijo Boabdil, Fernando maniobrará hábilmente entre los dos y conseguirá la entrega de la ciudad el día 2 de enero de 1492, en el pacto de rendición se promete a los vencidos la conservación de sus propiedades, sus leyes, su fe y su forma de vida.

El Rosellón y la Cerdaña

Eran dos condados del Pirineo catalán que Juan II, padre de Fernando, había entregado a Luis XI para comprar la paz con Francia en plena guerra civil. 

La habilidad diplomática de Fernando –considerado el prototipo del príncipe de Maquiavelo- hizo que, por el tratado de Barcelona en 1493, se reintegraran estos territorios, a cambio Fernando se comprometía a dejar vía libre a los franceses en Italia, cosa que no cumpliría.

La ocupación definitiva de las islas Canarias

Habían comenzado a ser conquistadas bajo el reinado de Enrique III de Castilla. 

Ahora se finaliza la empresa con la conquista de Gran Canaria, tras dura lucha con la población indígena (guanches). 

Después se conquistaron La Palma (1492) y, más tarde, Tenerife (1496). 

El papel de las Canarias fue clave para la expansión atlántica de Castilla en la ruta hacia América. 

La conquista de Navarra

A la muerte de Juan II, padre de Fernando y rey de Aragón y de Navarra, en este reino se instaura una dinastía francesa. 

Fernando no podía tolerar la presencia de Francia, la gran rival del rey Católico, en la Península. 

Para ello organizó una campaña dirigida por el duque de Alba que en 1512 tomó Navarra sin encontrar ninguna resistencia entre la población. 

Portugal

Isabel y Fernando intentan también la unión con Portugal a través de su arma favorita: la política matrimonial, para eso casaron a su hija Isabel con el rey de Portugal Manuel el Afortunado, el hijo de ambos, el príncipe Miguel sería el heredero de toda la Península, pero murió a los pocos años. 

Más tarde casaron a su hija María con el mismo rey, ahora viudo, pero ella ya no era la heredera de la Corona. 

La unión no se lograría hasta 1580 con Felipe II, y duraría hasta 1640.

La monarquía autoritaria

Ya adelantamos en el vídeo anterior que los RR.CC. zanjan definitivamente el conflicto entre la nobleza y la monarquía a favor de ésta, la nobleza pierde el poder político pero no el económico. 

Gracias a la derrota nobiliaria el rey concentra todo el poder y surge un estado fuerte.

Sometimiento de la nobleza, clero y burgueses levantiscos

Con respecto a la nobleza, ésta es atraída a la Corte, donde es fácil controlar a los nobles que se resisten se les declara la guerra y son vencidos militarmente, esto sucedió en Galicia y en Andalucía, muchos castillos fueron expugnados (se les quitaron las defensas) para que no pudieran servir de refugio a los nobles. 

El clero conservaba también un cierto grado de independencia, fue sometido por Fernando a través de un acuerdo con el Papa: el patronato. 

Según esto el rey presenta una lista a Roma para los cargos eclesiásticos más importantes, y de esta lista elige el Pontífice, de esta manera se garantiza la sumisión de este importante grupo social. 

Además el rey se va a convertir en maestre de todas las órdenes militares, con lo que el rico patrimonio de estas órdenes eclesiásticas pasará al monarca. 

El otro grupo social que gozaba de un alto grado de autonomía era la burguesía, fue controlada mediante la figura del corregidor o representante del rey en el gobierno urbano que tenía como misión que los acuerdos que se aprobaran no atentarán contra los intereses y las leyes de la monarquía. 

En la misma línea las Cortes perderán su iniciativa legislativa, aunque en Aragón seguirán siendo importantes. 

Para acabar con los desórdenes públicos se creó la Santa Hermandad, una especie de policía contra el bandolerismo. 

La creación de organismos de poder

Con todos los pasos expuestos, los reyes concentran en su persona todo el poder y se pueden dedicar a crear instituciones en las que apoyarse, consiguiendo también hacer llegar su autoridad a todos los lugares de sus reinos. 

Consejo Real 

Asesora al monarca, en él entraron gentes letradas, burgueses principalmente, en detrimento de la nobleza. 

Audiencias o chancillerías

Eran instituciones judiciales, su jurisdicción abarca todo el Estado, los reyes eran los jueces supremos, el fortalecimiento de la justicia real supone un duro golpe para la nobleza. 

En Castilla había dos audiencias: la Chancillería de Valladolid que juzgaba todos los delitos al norte del Sistema Central, y la Chancillería de Granada para el resto. 

En Aragón había una audiencia para cada uno de los reinos, pero allí los señores conservaban gran parte de sus atribuciones judiciales. 

No llegaron, en cambio, los RR.CC. a crear una legislación común para todos sus reinos. 

Ejército permanente

Con los bienes procedentes de las órdenes militares los reyes pueden financiar un ejército que estará movilizado siempre, los ejércitos medievales se formaban sólo en caso de guerra. 

Se crean los famosos tercios que dominarán media Europa en el siglo XVI y que ahora se harían famosos en Italia con el Gran Capitán. 

La unidad religiosa

En los reinos medievales coexistieron tres religiones: musulmanes, judíos y cristianos. 

Para potenciar la unidad los RR.CC vieron la conveniencia de que sólo existiera una y así actuaron duramente con las otras dos: 

En 1478 se crea la Inquisición, su objetivo no es perseguir a los musulmanes o judíos sino a los falsos conversos al cristianismo, era frecuente una conversión por interés y la práctica de la religión anterior en privado. 

En 1492 emitieron el decreto de expulsión de los judíos, una medida que tendría graves consecuencias económicas. 

Los judíos que salieron de España se llamaban sefardíes (de Sefarad, España en hebreo) y se asentaron en el norte de África, Grecia, Turquía... manteniendo todavía el español del siglo XV. 

Con los mudéjares (musulmanes que vivían en territorio cristiano tras la conquista) se pasó de una política de aceptación -el primer arzobispo de Granada fray Hernando de Talavera hasta aprendió árabe para predicar entre ellos- a una de intolerancia personificada por el cardenal Cisneros que les puso en la tesitura de convertirse al cristianismo o emigrar. 

Muchos emigraron al norte de África y los que se quedaron se convirtieron (moriscos), pero serían expulsados definitivamente en 1609. 

Economía en época de los RR.CC.

Desde el punto de vista económico se continúa con la lenta recuperación que se inicia en el siglo XV, y va a ser durante su reinado, con el descubrimiento de nuevos mundos, donde se encuentre la clave para la recuperación definitiva y el posterior desarrollo que se producirá en el siglo XVI. 

La población sigue viviendo de la agricultura, que no se ve modificada desde hace tiempo en cuanto a técnicas de cultivo. 

La industria casi no existe, la textil es la única que tiene algo de importancia. 

La principal riqueza de Castilla es la lana de sus ovejas, pero ésta sale a raudales por los puertos del norte -los nobles y el rey tienen más interés en los beneficios inmediatos de la exportación que en crear industrias textiles- y luego compran los paños elaborados en Inglaterra o Flandes a precios muy elevados, es, en definitiva una economía colonial. 

La carencia de metales hace preciso su búsqueda en el exterior, esto será uno de los alicientes para la conquista de América. 

La preocupación por el comercio lleva a la construcción de astilleros en Bilbao y en Sevilla, y en la protección a las tradicionales ferias. 

En general la economía mueve a la intervención en otros puntos: norte de África, América.

La política exterior del Estado Moderno

La unión lograda por los Reyes Católicos reforzó la presencia internacional de España. 

En general sus directrices fueron las buenas relaciones con Portugal, la rivalidad con Francia en Italia y Navarra, la finalización de la conquista de las Canarias, la acción en el norte de África y el descubrimiento de América. 

Se estudia también aquí la política matrimonial dado que, buena parte de la misma, estuvo proyectada para aislar diplomáticamente a Francia. 

La política matrimonial

Los Reyes Católicos, en efecto, utilizaron los enlaces matrimoniales buscando la unidad peninsular y el aislamiento diplomático de Francia. 

A la primera finalidad respondieron los matrimonios de sus hijas Isabel y María con Manuel el Afortunado. 

El príncipe don Miguel, hijo de Isabel y el monarca portugués, hubiera sido rey de toda la Península de no haber muerto prematuramente. 

El segundo objetivo produjo el acercamiento hacia Inglaterra y Austria, rivales también de Francia. 

Así, el príncipe Juan, único varón de los Reyes Católicos, y su hermana Juana, se casaron, respectivamente, con Margarita y Felipe, hijos del emperador Maximiliano de Austria. 

Por último, la infanta Catalina se casó inicialmente con Arturo, príncipe heredero de la Corona y, a la muerte de éste, con su hermano, el rey Enrique VIII. 

Un matrimonio que tuvo un fin desdichado. 

La consecuencia importante de esta política matrimonial, y en concreto del enlace entre Juana y Felipe de Austria, fue la entronización en España de la dinastía austríaca de los Habsburgo y la conversión de España en el eje de la política mundial. 

El descubrimiento de América

Como consecuencia de los avances técnicos del siglo XV en materia de navegación (brújula, cuadrante, portulanos, naos, carabelas…), y de la necesidad de expansión atlántica, tras el colapso de la ruta hacia oriente por la ocupación de Constantinopla por los turcos (1453), la monarquía hispánica protagonizará la expansión atlántica que da lugar a la formación del imperio colonial americano. 

El mérito correspondió a Portugal y a España que exploraron nuevas tierras, utilizando dos rutas: la ruta del este y la ruta del oeste; los portugueses pretendían llegar a la zona productora de las especias (islas Molucas), circunnavegando el continente africano. 

Por su parte, la corona de Castilla pretendía lo mismo y siguiendo la propuesta de Cristóbal Colón, basada en la teoría de que la tierra era redonda, se propuso alcanzar Asia navegando hacia el oeste. 

El 3 de agosto de 1492 Colón y sus hombres partieron del puerto de Palos (Huelva). 

El 12 de octubre de 1492 llegaron a la isla de Guanahaní (San Salvador). 

A continuación descubrió Cuba (Juana) y Haití (La Española), y regresó a España. 

Colón estaba convencido de que había llegado a tierras próximas a Asia y nunca tuvo conciencia clara de haber descubierto un nuevo continente. 

En su segundo viaje (1493-1496) descubrió Jamaica y algunas islas menores; en el tercero (1498-1500), la isla de Trinidad y la desembocadura del Orinoco, y en el cuarto (1502-1504) recorrió las costas de América Central. 

Colón había encontrado un continente hasta entonces desconocido: América. 

Los Reyes Católicos se preocuparon inmediatamente de obtener los derechos de conquista y evangelización sobre las nuevas tierras, que el Papa Alejandro VI les concedió mediante la bula Inter Caetera (1493), que establecía una línea de demarcación a cien leguas al oeste de las islas Azores, limitando la zona de expansión: al este de la línea para Portugal y al oeste para España. 

Portugal no se conformó, y en el tratado de Tordesillas (1494) se acordó desplazar el meridiano de demarcación 370 leguas al oeste de las islas Cabo Verde. 

De este modo, Brasil quedó dentro del área portuguesa. 

Tras el segundo viaje de Colón, tuvieron lugar los llamados viajes menores, cuyo resultado fue la exploración de una considerable extensión de costas desde el Brasil a Panamá, y la seguridad de que lo que se descubría era un mundo nuevo que se interponía entre las Indias y el Océano. 

Precisamente, la demostración de que las tierras descubiertas eran un continente y no unas islas de Asia, se obtuvo viviendo aún Fernando el Católico, cuando Vasco Núñez de Balboa atravesó el istmo de Panamá y descubrió el Mar del Sur (1513), luego llamado océano Pacífico. 

Norte de África

Los Reyes Católicos en su afán de extender la fe y de asegurar la tranquilidad de sus dominios mediterráneos, perturbada por los piratas berberiscos, les llevó a interesarse por el dominio de la costa norte de África. 

La primera empresa fue la conquista de Melilla (1497). 

Más adelante, muerta ya Isabel, siendo Fernando regente de Castilla, se conquistaron (1508-1510) el Peñón de Vélez de la Gomera, Orán, Bugía y Trípoli; el cardenal Cisneros, defensor de esta expansión norteafricana, estuvo presente en la toma de Orán. 

Italia

A Fernando, heredero de la política de expansión aragonesa en el Mediterráneo, le interesaba la expansión en Italia lo que le enfrentará contra Francia, también interesada por Italia, entonces dividida en multitud de pequeños Estados, ricos y cultos, pero sin fuerzas para imponerse a los invasores extranjeros. 

Las guerras de Italia comienzan cuando Carlos VIII de Francia quiso apoderarse del reino de Nápoles, donde reinaba una rama bastarda de la Casa de Aragón. 

Antes quiso asegurarse la neutralidad de Fernando el Católico devolviéndole los territorios del Rosellón y la Cerdaña firmando para ello el tratado de Barcelona (1493). 

La expedición del rey francés fue un éxito; entró en Nápoles (1495), pero Fernando no quería ver a los franceses instalados allí y decidió intervenir alegando que el reino de Nápoles era vasallo del Papa (en ese momento era el valenciano Alejandro VI) y, según las normas feudales, cuando se atacaba al vasallo se atacaba al señor. 

Por iniciativa de Fernando se formó contra Francia una coalición de Estados (Liga Santa o de Venecia) para expulsar a los franceses de Nápoles, como así ocurrió. 

Muerto Carlos VIII, el nuevo monarca francés, Luis XII, se apoderó de Milán y pactó con Fernando el Católico el reparto de Nápoles (tratado de Granada, 1500). 

Tropas españolas y francesas se apoderaron de aquel reino, pero pronto surgieron desavenencias entre españoles y franceses por los límites de lo que les correspondía y se encendió otra vez la guerra. 

La solución fue militar: tropas españolas, al mando de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, triunfan en Seminara, Ceriñola, Garellano y Gaeta (1503-1504), obligando a los franceses a retirarse de Nápoles. 

Todavía hubo otra guerra en Italia a la que Fernando el Católico supo incorporarse con gran habilidad con la intención de apoderarse del reino de Navarra y completar así la unidad territorial de España. 

En efecto, en 1511 se constituyó una alianza contra los intereses de Francia en Italia. 

Iniciada la guerra, Francia perdió otra vez Milán y España, alegando que los monarcas navarros eran aliados de Francia, envió tropas al mando del duque de Alba que ocuparon Navarra casi sin combatir (1512). 

Después, en 1515, las Cortes de Burgos declararon Navarra incorporada a Castilla aunque conservando sus instituciones propias. 

Este enfrentamiento con Francia continuará durante el reinado de Carlos I, nieto de Fernando el Católico.

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