Tema 4: La Hispania visigoda

Las invasiones germánicas (409-507)

En el año 409, después de saquear la Galia durante tres años, los suevos, los vándalos y los alanos cruzaron los Pirineos y tras saquear las tierras que atravesaban, terminaron por establecerse: 

  • los suevos en Gallaecia, 

  • los alanos en la Lusitania y 

  • los vándalos en la Bética. 

Los visigodos, tras una larga migración, vivían en la región del mar Negro. Se habían convertido al arrianismo, una de las primeras herejías dentro del cristianismo.

Presionados por los hunos, penetraron en el Imperio romano y se establecieron primero en Tracia (Balcanes) y luego, tras saquear Roma en el 410, firmaron un pacto o foedus, por el que, a cambio de ayudar militarmente a Roma, ésta les permitía asentarse en el sur de la Galia. 



Como tropas federadas para expulsar a los bárbaros, los visigodos penetran en Hispania en el año 415. Consiguen arrinconar a los suevos, acabaron con los alanos y obligaron a los vándalos a trasladarse al norte de África. 

Posteriormente, tras la desaparición del Imperio romano de Occidente, en el año 476, los visigodos fundaron un reino con capital en Tolosa (418-507), extendido desde el Loira hasta el nordeste de Hispania. 

Todo parecía ir bien cuando la expansión del pueblo franco por la Galia provocó el enfrentamiento con los visigodos, siendo derrotados por los francos de Clodoveo en la batalla de Vouillè (507). 

Expulsados de la Galia, los visigodos se establecieron en Hispania, conservando la provincia Septimania, al norte de los Pirineos. 


El reino visigodo de Toledo (507-711) 

La capital del nuevo reino se situó en Toledo en el 554 por Atanagildo.

Trasladados de la Galia a Hispania, los visigodos, no mucho más de unos cien mil, eran una minoría al lado de los seis millones de hispanorromanos. 

Se formaron así dos comunidades, que se habrían fundido sin dificultad si no se hubieran mantenido los visigodos como una minoría guerrera, dueña del poder, recelosa a la unidad. 

Cada comunidad vivía bajo sus propias leyes; la religión era diferente: los visigodos eran arrianos; los hispanorromanos eran católicos, amparados por sus obispos que adquirieron gran poder e influencia. 

Los monarcas visigodos se propusieron extender su soberanía sobre el territorio de la antigua Hispania romana. 

El monarca Leovigildo (568-586) dio un gran paso hacia la unificación territorial cuando en 585 puso fin al reino suevo de Gallaecia. Y derrotó la sublevación de su hijo Hermenegildo.

No pudo acabar con las guarniciones bizantinas del litoral sur y sureste, instaladas a mediados del siglo VI por el emperador bizantino Justiniano. 

Pero en el 620 el rey Suintila logró expulsar a los bizantinos. 

Se había dado un gran avance hacia la unificación religiosa al convertirse el rey Recaredo, hijo y sucesor de Leovigildo, al catolicismo en 589 en el III Concilio de Toledo. 

A partir de la conversión de Recaredo, los Concilios de Toledo trataron, además de temas religiosos, asuntos relacionados con el gobierno del reino. 

Los judíos, al quedar fuera de la unidad religiosa, fueron perseguidos y ello explica a la larga el apoyo que prestaron a los musulmanes al iniciarse la conquista en el año 711. 

Como cada pueblo mantenía sus leyes, al proceso de unidad faltaba la legislativa que se obtendrá por Recesvinto cuando, en 654, promulga el Liber Iudiciorum, texto único legal para visigodos e hispanorromanos. 

La fortaleza del reino visigodo, que parecía adivinarse por este proceso de unidad, escondía una gran debilidad interna, motivada por la evolución hacia una sociedad feudal con fuerte predominio de la nobleza, que iba acumulando cada vez más privilegios que restaban autoridad al Estado visigodo. 

La lucha por el poder entre las grandes familias de la nobleza, convertidas en facciones rivales que pugnaban por instalar a su respectivo candidato a la muerte de cada rey, estaba socavando los cimientos de la monarquía visigoda. 

Enfrentamientos en los que también la Iglesia, la jerarquía eclesiástica, tomaba parte en conjuras y conspiraciones. 

Muerto el rey Witiza (710) éste quiso transmitir el reino a su hijo Agila, pero la facción rival se impuso y colocó al frente del reino a Rodrigo (710-711). 

Los witizanos, entonces, llamaron en su ayuda a los musulmanes que acababan de finalizar la conquista de todo el norte de África. 

En el año 711 desembarcó Tarik en Gibraltar al frente de un ejército bereber; Rodrigo acudió a frenarlos, pero en la batalla de Guadalete (711) fue derrotado y perdió la vida. 


El prefeudalismo de la sociedad visigoda

La estructura de la sociedad visigoda es una prolongación de la hispanorromana del Bajo Imperio. 

Sigue predominando la economía rural y se mantiene la decadencia de la vida urbana y del comercio. 

El grado más bajo en la escala social lo ocupaban los esclavos y libertos, obligados a continuar al servicio de su anterior amo. 

La nobleza englobaba a los herederos de la aristocracia senatorial hispanorromana y a los nobles visigodos, descendientes de los linajes más antiguos, que al asentarse en Hispania se adueñan de grandes dominios, donde los colonos dependían de la autoridad de los dueños de la tierra. 

Paralelamente, al desarrollarse en la Hispania visigoda los lazos de dependencia personal, con ellos se estaban dando los pasos hacia una sociedad feudal. 

Así estaba la sociedad visigoda, avanzando despreocupada, metida en peleas entre los poderosos, debilitándose cada vez más el Estado, sin advertir que, siguiendo esa vía, estaba transformándose en una presa fácil para los musulmanes.

Comentarios